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Palabras

 

Es más fácil cuando la inspiración está ahí.

Y también su culpa.

 

Hay palabras que no se pueden vomitar simplemente al aire, al vacío existencial.

La palabra ‘preciosa’, que a algunos no gusta usarla...

Se le tiene que decir a alguien o al menos dedicar a alguien.

Si no tienes a nadie quien la pueda oír, habrá que hacer un esfuerzo de elaboración y dedicación para darle la mejor forma y aprovechar y hacer un ejercicio de escritura y honrar el poder, fuerza y significado de esa palabra.

No se puede soltar sin más por el salón, sería un gasto fútil.

 

Disfrazar y no personificar el mensaje o el sujeto, para hacerlo potable y sacar el veneno de una manera digna y no vomitiva. Conlleva un tiempo aprenderlo.

 

Dejar que el intento de creación, trabajo e inspiración forzada se apoderen de tu cuerpo, rezando por que no conquiste toda tu alma y deje algún cachito para sobrevivir al esfuerzo y conseguir el punto de abstracción en el cual tus manos ya no parecen tus manos y vuelan solas dictadas por alguien o algo que no sabes muy bien quién o qué es. Sensación que, si te paras a pensar, asusta.

Pero no puedes detenerte o despistarte en esto. En esto ni en nada más; Pues sabes que tienes que seguir y acompañar ese torrente y fluir que te quiere arrastrar a algún lugar y tú te tienes que dejar llevar por él. La otra alternativa es ponerte Netflix.

Atrapar al aire esa idea, que si no la coges en ese momento pasará y nadie la cogerá, porque era para ti. Que si la dejas pasar y la intentas coger después, ya se habrá ido, y ya será otra idea parecida o totalmente distinta.

Y te advierto que te pueden pillar durmiendo, o a punto de dormir, o en algún/cualquier otro momento, y tendrás que forzarte a levantarte y ponerte a grabar o anotar lo que puedas recordar si la idea te hace tilín. Quizás cuando te despiertes a la mañana siguiente y tras el café, ya no te parezca tan buena idea. Esa magia.

 

Verter lo que manda o tiene más fuerza en tu interior en ese momento, a veces desde las entrañas, a veces desde el corazón, algunas incluso desde la razón.. Aquello que sientes fuerte suficiente y que crees que puedes intentar esculpir de alguna manera.

Quizás el ejercicio falle o no te salga, o te salga tiempo después dándole una vuelta, ya de manera muy distinta al retomar un boceto o idea, porque tú ya no serás igual.

También, claro, que cada uno hará lo que bien pueda.

Verter lo vivido, leído, sufrido, visto, sentido, oído de otros, imaginar, transformar, fantasear y usar desde nuestro archivo interior momentos que nos han marcado, películas vistas, canciones escuchadas de artistas favoritos o no tan favoritos…

El Arte, en todas sus vertientes, consiste al final en copiar algo -que todo o casi todo está inventado- y darle otra forma, tu forma personal, transformando algo previo en otra cosa que puede llegar a ser muy distinta y con otro tono. La personalidad es lo que define, y hasta lograr encontrarla y estar a gusto en ella y moverte como pez en el agua, todos empezamos copiando de algo, de alguien, de muchos.

Conmueve y sorprende ver intentos que hay por ahí de copiarle a uno -espero que encuentres tu propio sello, y no quedar en la imitación-.

Consiste en jugar, un juego para seguir sacando material reciclado con el que la gente -quién quiera- pueda disfrutar, y el reto y disfrute y desfogue de uno mismo. En el Arte nunca sobra material.

 

-Uf! Agarré una idea al vuelo y no la quise soltar, y el cigarro se consumió solo en el balcón-

 

Saber ponerle fin al ejercicio u obra también es un punto curioso, pues nunca estará lo suficientemente perfecto/a y, si hiciéramos algunos cambios, tampoco estaremos convencidos del todo. Siempre estará la duda de si haciendo algún retoque por allí, otro por allá, lo podríamos mejorar. Pero nadie es perfecto, y puede que nada lo sea.

Convencerse que, tras un tiempo dedicado, estamos felices con el resultado, es el momento de empaquetarlo y firmarlo. Si no, sería una obra eterna.

Labor siempre arriesgada, que hay que hacer con mucho convencimiento, seguridad y cierta frialdad, al igual que el desechar frases, ideas o versos que no llegan a mimetizarse bien con el resto. Por muy bien y bonitos que nos suenen. Nos dejaremos apartados estos fragmentos por si alguna vez podemos utilizarlos en algún sitio donde encajen mejor, aunque normalmente se quedan en el olvido. O siempre se podrán usar como ‘estados de Whatsapp’...

La guillotina de cercenar y reducir en una frase o minifrase lo que teníamos en tres..

El ‘todo vale’ pero no..

Intentar currárselo vamos.

 

-Otro cigarro a la mierda-

 

Ahora, intentaremos apagar un poco la mente y escapar de este torrente antes de caer por la catarata. El precio a pagar será dejar escapar ideas que nunca serán plasmadas, pero como en el consumo de todo (a veces lo uno conlleva a lo otro), hay que saber parar para no volverse un poco loco.

¿O ya fue tarde?

Cuenca, 12 de Agosto de 2o22

Charls

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