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Krypto o el Big Crunch

 

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Se teoriza que, si el Universo comenzó y empezó a expandirse con la Gran Explosión o Big Bang, llegará un momento de Gran Colapso, donde todas sus partículas finalmente reducirán su velocidad y, donde en una Gran Implosión, el mismo Universo existente, volverá a contraerse y comprimir toda su materia en su singularidad espacio-temporal, en lo que sería el destino final de todo. Es la llamada Teoría del Big Crunch.

 

 

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Lunes, 23 de Diciembre de 2o24

 

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Todo comenzó este sábado. Serían las 6 de la mañana de uno de esos días donde el cuerpo se despierta temprano y se siente con ganas y alguna idea para escribir un poco y una intención de positividad y de esperanza, quizás por las fechas en las que estamos, quizás porque ese debería ser el camino correcto, siempre. Algo que a mí me da vida y me entretiene y despista durante un rato del, siempre retante, mundo exterior.

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Me encontraba con, los necesarios, primeros cigarros y los 4-5 cafés iniciales que necesito para entonar, como la cantante que realiza ejercicios de voz antes de un concierto, y escuchando canciones, buenas canciones, para mí motivadoras.

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El día de antes, me había cerrado la cuenta de Instagram. Tres meses y medio he conseguido aguantar. No es para mí. Esa ruleta infinita de videos afines que un algoritmo más listo que nosotros te va ofreciendo con temáticas musicales, de humor, de caídas, de bromas… gramitos de droga dura para el cerebro que consiguen anestesiarte mentalmente durante el tiempo que quieras (demasiado) y, de la que, si no tienes cuidado, acabarás dependiente. No es para mí. No tengo tantos selfies, tengo 37 años y, una vida.

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Pienso que cualquier red social en la que en la duración de sus videos no quepa una canción completa, pues definitivamente no es para mí. Además, no soy tan guapo.

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¿Es un avión? Cuenca, sábado por la mañana.

Pues así, sin Insta y sin una droga menos de las que echar mano, en uno de esos momentos de preparación al parto, me atreví a pinchar en Youtube el teaser trailer de la nueva película que se han sacado de la manga de Superman, Superman: Legacy.

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No suelo ver, intento contenerme, ya ningún trailer de ninguna película que pueda apetecerme ver. Veo ya pocas pelis en realidad, no sé si por tiempo o por desinterés en la calidad de los muchos de los nuevos productos que constantemente nos ofrecen. No los veo (los trailers) porque, sí disfruto como un niño cuando alguna película me gusta, me meto en ellas a muerte pero, en los trailers, el constante goteo de anuncios de novedades, internet y sus eruditos destrozadores y explicadores de ellas, con sus fieles y demandantes seguidores necesitados de desmembramientos del producto, los cachitos de tiempo que ofrecen los telediarios donde te explican como se ha hecho tal escena… destripan lo poco y lo mucho que podrías sorprenderte si vieras la película más o menos virgen.

Tiempos de demasiada explicación triturada con antelación cual potito para bebé. Para nosotros. Tiempos de eyaculación precoz ante la gran cantidad de estímulos que nos bombardean constantemente. Tiempos de flashazos, de devoración y consumo express de una obra y, de contársela rápidamente a los demás (no querrás quedarte excluido en una conversación con tus amigos, bicho raro). Tacharla de la lista e ir a por la siguiente que tenemos que engullir sí o sí, antes que se le vayan las vitaminas.

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¿Queda por ahí alguien que pueda guardar un secreto?, ¿qué no soporte soltar la bomba de un cotilleo o de su propagación o no le dé esa tóxica importancia? ¿alguien que, con su silencio quiera alimentar un poco… la magia?

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Pues, así por aburrimiento pinché en el trailer, ya que no pretendía, ni estaba en mis planes ver esta película.

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Creerás que un hombre puede volar…

 

 

...rezaba el anuncio en 1978 de una película que resultaría icónica: Superman: The Movie. Y sí, la gente creyó. Hoy nos hemos inmunizado ante tanto abuso y mal uso del CGI. Es más, curiosamente, muchas de las nuevas películas se ven incluso falsos estos efectos.

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37 años y estoy anticuado, lo admito. Me consuelo al agarrarme y defenderme con el termino: clásico. Mi Superman, y para muchos, tiene el rostro de Christopher Reeve y su colorido traje.

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Dicen, que de pequeño eres de Superman, de adolescente eres de Spiderman y de adulto de Batman. Ahora hay un amplio abanico de esos superhéroes a elegir. Yo, como niño apuntador de clásico y abrazador de la oscuridad, pasé rápidamente de Superman a Batman. Batman comenzó muy de temprano a parecerme más interesante. Pero, antes de Batman, Superman era el mejor.

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Recuerdo esas horas de juego que parecían entonces no tener fin cuando era chiquitín. Recuerdo robar el body azul de aerobic de mi madre, como amago de botas, usar las medias rojas que tenía de una equipación infantil del Atleti -las cuales se destrozaron pronto- y pedirle a mi abuela que me cosiera, por favor, una capa (la cual, era blanca, pero eso no importaba entonces). El logo de la S del traje improvisado me lo dibujé yo en un folio, lo recorté y me atreví a anclarlo al body azul de mi madre agujereándolo con unos imperdibles. Recuerdo que corría de un lado para el otro, libre, entre la casa de mis padres, el patio y la casa de mis abuelos y, recuerdo que yo era Superman.

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Recuerdo jugar con muñecos de Superman, crearme muñecos de Superman con piezas de Lego, dibujar recortables de este e intentos de cómics y, no te quiero enamorar, pero, desde niño, puedo hacerte de memoria su escudo clásico con la S… Y, es que, dibujé de pequeño tantas veces a Superman, que aún podría hacer uno bien detallado, con sus músculos definidos.

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Recuerdo que cuando yo era pequeño, entonces era importante y crucial para un niño y su desarrollo, que había que leer libros. Y que, mis padres lo intentaron siempre. Quizás con vistas de hoy, sólo veo un error, el haber intentado que a ese niño le llegasen relatos que le pudiesen interesar más o incluso fascinar.

Libros y libros del Barco de Vapor, libros-de-tiempos-de-María Castaña, o libros dirigidos para niños en general, pero en lo general (lo que ahora se llama mainstream) corres el riesgo de no conseguir enamorar al ser para todos los públicos.

Así, recuerdo una vez que, en un rastro improvisado en mi pueblo, como novedad y excepción que rompe la regla y que no se volvería a repetir, conseguí que alguien me comprase un comic de Superman. Recuerdo que era corto, que lo leí con ilusión, que le absorbí todo el color con mis ojos de tanto mirar las ilustraciones y, que disfruté ese oasis en lo que, en esos tiempos, un cómic todos sabíamos que no era una lectura digna y que no contaba en el cómputo global.

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Ya, en mi mente de niño-adulto-clásico, no cabía la posibilidad, de ninguna de las maneras, que Superman y Batman pudieran coexistir en el mismo universo, ya que eso rebaja a los dos. Y, mucho menos, que ese amplio mundo que los comics desarrollaban de tantos personajes y multiversos, aguaran mi simplista esquema de lo que yo había mamado. Superman era Superman y Batman era Batman -aceptaba a Robin como animal de compañía-.

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Por ello, creo que todo este abuso de películas de superhéroes de la actualidad no me ha llamado la atención. Disfruté como un niño, y flipé, con, para mí, las mejores películas que se han podido realizar de Batman. Esa trilogía de Christopher Nolan que lograba su culmen con El Caballero Oscuro. Ese Batman donde se esconde -hasta todo lo que se puede- a Robin. Ese Batman que logró que Heath Ledger consiguiera, con su impresionante actuación como Joker, un Óscar póstumo.

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Pero me cansé del apabullante goteo incesable de películas y series, y más películas y más series, que encontraron, en esos niños de entonces, que son los padres de hoy, pero con algo más de dinero, la cuota de mercado perfecta y a la que podrían iniciar a sus hijos que, en un futuro también, serán los que tendrán dinero y, necesitarán, algo en lo que gastarlo.

Tantas películas, tan rápido, que, por obligación, no todas pueden salirles buenas, no. Así, las últimas películas de este héroe, con Henry Cavill enfundado en el traje, tampoco fueron para mí.

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Cientos de personajes, aliados y también malvados seres, que vienen de otros planetas, universos y espacios-temporales diversos y que colisionan entre sí, que se mueven, corren, vuelan y golpean en pantalla a la vez, destelleando a la velocidad de la luz, con esos efectos donde te das cuenta, porque salta a la vista, que no hay ningún actor y, ni siquiera un doble ahí y que, todos esos monigotes saltarines, son todo producto de un ordenador…

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Me molesta ver a Robin, no me interesa Aquaman, ¿a quién le puede interesar Aquaman, en serio?, y ya de Krypto, el perro kryptoniano, ni hablamos…

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Los Mitos griegos: ya nadie quiere ser Superman

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'El inconsciente humano propicia desde siempre

los diálogos entre el cielo y la tierra,

principalmente ante las puertas del tiempo

para que los dioses oigan a los hombres'.

 

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Los superhéroes de hoy, son los mitos de antaño. Historias universales que nos intentan dar una explicación de este, nuestro Mundo.

 

Los mitos son relatados, bailados, filmados o pintados para enriquecer la imaginación, entender la naturaleza, favorecer la convivencia de los seres e interpretar la realidad.

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Todos los mitos y las cosmogonías entregan un refinado conjunto de ideas sobre lo que una cultura, una sociedad o un grupo humano entiende acerca del origen del cosmos con sus seres y cosas, y el devenir de la vida.

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Otros mitos humanos orientan hacia soluciones de problemas o la comprensión de comportamientos; y las artes se nutren continuamente de esa gran herencia para la creación de universos inventados y dejar huellas.

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La mitología, al transmitirse de unos hombres a otros, y en ese irse aumentando, enriqueciendo a través de los tiempos, recreándose por la creatividad de cada uno que la comunica, se constituye en patrimonio invalorable de la Humanidad. Es el legado de la oralidad a la escritura y la común herencia humana de una raíz inicial compartida.

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El conocimiento transmitido en los mitos ayuda a satisfacer las necesidades de descubrir más sobre los hombres y mujeres, entender el pasado, construir el presente y prever hacia dónde debemos dirigirnos como personas y colectividades.

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-Importancia de los mitos para los hombres, El Nacional, 19 Julio 2o19-

 

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Superman es el mito de Hércules.

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Heracles o Hércules era en la mitología griega, una personificación de la fuerza, en Roma, Hércules fue considerado un dios protector de la honradez comercial, del suelo y de los ejércitos. Hércules era hijo del dios Zeus y de la mortal Alcmena.

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Superman, es Jesucristo. Aquel niño que, con su venida, nos traería esperanza, fe.

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El noveno Arte, el Arte despreciado: el Cómic.

 

Superman fue el primer superhéroe que triunfó entre el público, y lo hizo en formato papel. Un referente idílico de bondad, salvación, seguridad y esperanza, valores que, lograron transmitirse entre los lectores y propagarse.

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Los números de cómics fueron creciendo y creciendo, creándose nuevos superhéroes y creando nuevas historias.

El mundo evolucionaba y se volvía más exigente con las tramas. Superman era, demasiado fuerte, demasiado blanco, demasiado bueno, demasiado simple, demasiado claro. El mundo no.

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Altas cotas de prestigio y calidad, en el mundo del cómic y de novelas gráficas, se alcanzaron por ejemplo con las crudas y fatalistas Watchmen, considerada por la revista Time como una de las 100 mejores novelas en lengua inglesa desde 1923, Maus, una fascinante novela gráfica sobre el holocausto y la memoria, reconocida mundialmente, que obtuvo el primer y único premio Pulitzer otorgado a un cómic o, la aclamada y, que serviría de guía y de patrón a seguir: The Dark Knight Returns.

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Esta última, una novela gráfica donde se dibujaba un Batman ya envejecido, cansado y fuera de forma, retirado de su labor contra el crimen y falto ya de cualquier atisbo de esperanza en cuanto a la fe en el hombre se refiere, en un Gotham caído completamente en manos de la injustica, el terror y una decadencia sin visos de posible solución, vuelve a enfundarse de nuevo el traje, para irse de este mundo al menos, dando unos cuantos últimos golpes y machacando un poco de escoria -incluso ya no le importa matar- tal cual aquella expresión: ‘morir matando’.

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Y en esta obra, aparece Superman, junto a Batman

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Esta novela nos presenta a Superman a los ojos de ese Batman, y, quizás a los ojos de todo lector. Con un Presidente de los Estados Unidos – y por lo tanto, del Mundo- con formas y maneras de cowboy republicano extremo, Superman es el boy scout de este ser (el Presidente llama siempre ‘chico’ a Superman).

Superman es el chico bueno, que aún pudiendo destrozar al presidente y a quién se le pusiera por delante, sigue obedeciendo sus órdenes, aunque esas órdenes no sean las más loables ni honrosas, y las sigue, porque la gente ha votado y elegido en democracia a este cowboy como representante, y Superman no puede evitar seguir su creencia idílica de la justicia y de respetar y proteger las decisiones e ideas de esos humanos que le han acogido en este planeta.

Superman se muestra como un palurdo que no puede sonreír ante el panorama que está viendo, pero que sigue fiel ayudando a la humanidad en cuanto a los valores de libertad y justicia reinantes de ese momento: para nada los mejores

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Así, al igual que la sociedad, las historias fueron cambiando, al igual que la sociedad demandante de drogas más duras, las historias fueron oscureciéndose, rizando el rizo de tramas cada vez más decadentes a las que intentar buscar un atisbo de posible final feliz momentáneo.

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Y es que, ya nadie quiere ser Superman. En Halloween, en Carnaval, la gente se disfraza de una villana sexy como Harley Quinn o de un molón-anarco-terrorista como el Joker. Muy a las malas, alguno se disfrazará de un Batman enfadado con la vida pero que maneja coches caros y sobrado de dinero para hacer lo que quiera y postearlo en redes. Ideales globales y comunes que alcanzar en los tiempos de hoy entre los más jóvenes y no tan jóvenes.

 

 

 

 

Tristemente, hoy, el Mundo ha llegado a unos límites de locura que hace poco hubieran sido impensables. Menos, a estas alturas de los 2000... aún, un Mundo en guerras.

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Tristemente, la injusticia se llama justicia, la mentira se llama verdad y a la decadencia se postea con filtros.

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Batman mola, pero mola en la ficción. Cuando nuestra realidad se ha convertido en una Gotham manejada en su totalidad por corruptos, gangsters y necios, la cosa deja de tener gracia.

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Este año termina, y se despide con logros a cada cual más increíble, pesimista y devastador para la inteligencia y la fe en nuestro futuro. Este año termina y nos vamos con, por ejemplo, esos tapones de las bebidas y su maravilloso sistema de seguridad para nuestra protección, para el cuidado de la frágil, necesitada de babero, dirigida y monitorizada por su bien, humanidad

 

Cuando una civilización, se pasa la pantalla y entra en la decrepitud y la decadencia de todo valor ético y moral y de su sistema político, judicial, social, educativo y de dedicación del ocio y tiempo libre, quedan dos posibilidades: Un Big Crunch que llegará, más temprano que tarde -necesariamente al seguir este ritmo -, donde las llamas arrasadoras acaben con todo lo que hoy ha fallado y dejen, en sus cenizas sanadoras, el compost y semillas sobre las que algo nuevo renazca y germine, oaún, una última Esperanza

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Unos acordes de guitarra, John Williams y… Krypto

 

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En un mundo de apariencias, necesitas referencias

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En un mundo de banderas, creadas todas para quemar (la de España se encuentra embarrada y machacada con lodo y sangre de Dana), ¿existe alguna que se pueda salvar de la quema?

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En un mundo polarizado donde todo es ser de los blancos o ser de los negros

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En un mundo donde algunos pocos te consuelan diciendo que si no estás convencido con lo anterior te conformes en quedarte entre los grises

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¿Por qué no elegir los colores y la luminosidad?

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¿Por qué no elegir creer en algo distinto, más brillante, más de ilusos quizás (adjetivo que no está bien visto, pero que proviene de ilusionante) o de soñadores?

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¿Y si unos acordes de guitarra eléctrica introduciendo las notas de una melodía de John Williams para la eternidad fueran uno de los puntos de partida?

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¿Y si esa presencia en el trailer, de un hombre tan poderoso y controlador de la tecnología más avanzada, fuera un símil tan cercano de alguien de la realidad que marca sus propias normas apotronado desde lo alto de su torre?

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¿Y si hubiera algún periodista en el Daily Planet, uno sólo, que aún creyese en la libertad y en la verdad de prensa?

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¿Y si lo que nos hace falta es ese héroe, en un mundo de monstruos, que lleva los calzones rojos por fuera y ese perrito, Krypto, que ahora me parece tan mono?

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¿Y si, lo que ahora necesitamos, con urgencia, es una figura como la de Superman? Un faro, alguien que defienda y sea ejemplo de que otros ideales, más simples, humildes y bondadosos, aún existen, de que otro mundo distinto y mejor aún es posible y que nos traiga luz, ilusión y… una nueva esperanza.

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Yo, creo en las personas.

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¡Feliz Navidad!

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Charls

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