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El día que intentaron paralizar la Tierra

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Si nuestro planeta dejase de rotar por tan sólo 1 segundo, sería una catástrofe para la vida tal y como la conocemos. El final de una era desgastada de sí misma por una evolución tendente al colapso que se asoma a momentos a la inevitable bajada final de esta brusca montaña rusa. Sería también, el comienzo y resurgimiento de una nueva época de florecimiento y nuevas oportunidades, ya ajena y olvidada de lo que fueron nuestras huellas, quizás no tan importantes ni tan eternas como pudimos pensar.

La pregunta es: ¿cómo de largo es todavía el trayecto de esta atracción de requiebros, subidas y bajadas? O una aún más difícil: ¿seremos nosotros finalmente capaces de alargarla lo suficiente – y contra todos los pronósticos físicos, matemáticos, estadísticos, divinos, universales y de teorías-, y seguir disfrutando del viaje un poquito más anteponiéndonos a la eternidad?

 

En una fría noche de invierno, algunos que se encontraban por el lado izquierdo de la cama, tiraron por inercia y en búsqueda de más calor de la sábana por ese extremo. Desconcertados y enojados, los que se encontraban cerca del otro extremo, empezaron a tirar fuertemente hacia ellos, temerosos de quedarse sin cobijo y sin resguardo. Momentos antes de que la sábana que los arropaba a todos se rasgase y rompiese, se quedó muy tirante y toda quieta.

 

Los ojos vendados

 

Cerrarse en banda.

Ya no se escucha. Se desoye.

Se nos da tan bien lo de taparnos los ojos que ya lo hacemos como acto reflejo.

Sólo hablamos de nosotros mismos. Lo que nos interesa. Otras veces con mensajes repetitivos y automáticos que no sabemos muy bien lo que dicen o implican, y otros muchos que se encuentran vacíos.

El otro día escuché que desde hace no muchos años aceptamos entre todos que nuestros políticos mal-hablasen entre ellos. Sin respeto y con falta de seriedad y profesionalidad. Este año hemos normalizado también que mientan.

No consentir ni dudar de nuestra perfecta verdad inequívoca desde nuestro lugar y circunstancias tan diferentes al que se encuentra justo al lado.

La incapacidad e inexistencia, cada vez más común y tan peligrosa, de la posibilidad de la Autocrítica.  No sólo la del político de cualquier bando, si no lo que es peor, la de la mayoría del público. La gente se aferra a su equipo con la pasión del hincha.

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Sorprende que, a las alturas que estamos, en la última década las sociedades de los países que se suponen más avanzados se van polarizando y separando cada vez más.

Recuerdo aquella mañana gris que me desperté para ir a trabajar en Manchester y vi el resultado del referéndum del Brexit que para nada me podía creer. Pensaba que aún seguía un poco dormido, que había leído mal. Las encuestas que se sucedían hasta ese día fallaron estrepitosamente. El camino hacia el trabajo dolía. Había rabia, incredulidad y tristeza. Pensaba en volver.

Entré por la puerta del trabajo sintiéndome no-bienvenido. Al seguir por el pasillo vi caras del color del día, y al hablar con la Manager se echó las manos en la cabeza, hablaba en voz baja. No se podía creer también lo que había pasado y lo que podía conllevar. Recuerdo que me dijo que una de sus hijas quería irse de Erasmus

Así, poco a poco, me fue desapareciendo esa sensación, que por primera vez en mis años allí, hacía juego con la lluvia tan habitual del paisaje.

Después vi que las ciudades que más inmigración acogían, las que tenían grandes universidades, votaron en su mayoría No al Brexit. Londres, Edimburgo, Glasgow, Manchester… y, que fueron las localidades que menos contacto tenían con ellos y que menos necesitaban de su presencia para seguir creciendo y produciendo, las que dieron el vuelco.

Confluyeron diversos factores, entre ellos el racismo tan inherente al ser humano y que tratamos de esconder bajo la alfombra y tan presente en cada rincón de nuestro planeta, ya sea por desconocimiento y el poco contacto con lo foráneo o por pura ineptitud y el golpe con el que los ingleses querían atizar en ese momento a sus políticos por un gran descontento general. Golpes que pueden salir caros. El mismo partido que lanzó el órdago a Europa para realizar un referéndum que nadie reclamaba quiso paralizar antes y después lo que ya se les había ido de las manos.

 

Viajar y exponerse a lo desconocido o diferente te brinda la posibilidad de adaptación y descubrimiento, te ofrece conocer, respetar, entender…

 

En esa época entablé amistad con gente de Barcelona que también vivía y trabajaba allí. Quedaba un año para el referéndum catalán, aunque en ese momento nadie lo sabía. Me sorprendía que ellos sintiesen lo mismo que yo ante el brexit, pero tuviéramos diferente óptica en cuanto a las tiranteces que estaban tan de moda entre España-Cataluña. Aún con lo que había pasado, aún aunque fuéramos todos invasores de otras tierras en búsqueda de prestigio y riquezas, aún cuando en realidad ninguno de ellos hubiera salido fuera de las fronteras catalanas de visita por España, aún aunque uno de ellos no supiese el nombre del alcalde de su ciudad o que no supiese que en realidad era alcaldesa…

Y eso también dolía.

El lío era gordo. Hoy parece silente, pero ni mucho menos resuelto. Y llevará tiempo si alguna vez se ponen a ello.

 

Cuando los ídolos fallan

 

‘No te creas lo que dicen los cantantes’ entona el grupo Viva Suecia.

Los 'ídolos' de uno pueden fallar: Honestidad Brutal.

Momentos puntuales de algunos artistas que el resto de mortales no llegamos a entender, comprender o compartir. El punto bueno es reconocer que en ciertos asuntos no estás en nada de acuerdo con ese artista al que tantas horas de buena música te ha dado y llenado en tu vida, o cuando a tu parecer, hacen tal burrada que se les va de las manos. Todos sabemos que si tuviéramos que estar acordes y en sintonía con los artistas, ¿cuántas obras nos quedarían? Discernir entre autor y obra.

El día antes de las últimas elecciones, Andrés Calamaro, en uno de sus conciertos ensució la obra maestra de Flaca con el ‘Que te vote Txapote’.

Los tweets de los asistentes a ese concierto, incluyendo sus vídeos -se pueden imaginar- eran muy opuestos (muy a tono con la sociedad de hoy día). Estaban los que reían y coreaban ese cántico tan enérgico y tóxico, y también aquellos fans que decían disfrutar de un concierto mágico hasta que les destrozaron la noche brutalmente y quizás, el cariño a las canciones. Las que sufrirán el posible daño. Como sufren los hijos de un divorcio conflictivo.

Noqueado por lo que pasó y necesitado de respuestas sin respuesta en días bastante movidos, encontré este artículo que explica las consecuencias y todo lo que implica para la música lo que pasó muchísimo mejor que uno:

ARTÍCULO JORGE FAURÓ | La honestidad lamentable de Andrés Calamaro | El Periódico de España (epe.es)

 

 

Rayos de Luz/Brotes verdes

 

La decisión del partido político de la derecha alemana de rechazar radicalmente pactar, aunque lo necesite, con la ultraderecha, por considerarla ‘xenófoba’, ‘antisemita’ y aclarar ‘que no tienen nada que ver con esa gente’. Algo de esto sabrán por allí…

El resultado electoral final que dieron todos los españoles a sus políticos y al Mundo. Mostrando lo que de verdad quieren y lo que no. Aunque no quedasen muchas otras alternativas quizás que votar a los males menores... Dejando con sorpresa, envidia y admiración a muchos países y medios de comunicación en tiempos tan convulsos y extremos. Aunque se presente crudo y con bajas expectativas lo que nuestros políticos puedan saber hacer ante tal ejemplo dado...

Igual que tras aquella mañana gris en Inglaterra, me quedo con los miedos, la conciencia, el ejemplo, la luz y la esperanza final que queda en las personas de a pie.

 

‘A los que piensan que todo tiempo pasado fue mejor.

A los que pretenden detener el poder del idealismo.’

 

Cuenca, 10 de Agosto de 2o23

Charls

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